Hasta el día de hoy sigo creyendo que este encuentro es más un organismo vivo que no puede ser controlado. Después de tres días sigo muy emocionado por todo lo que aprendí y por lo que al fin pude dejar atrás y sin decir lo mucho que me costó recuperarme del cansancio de esos días ya que ha sido un proceso más que difícil volver a organizar y ser parte de este Ser por el proceso que aún sigo pasando. Estoy satisfecho por lo que se ha logrado: Una tremenda fiesta donde se unieron muchísimas voces de todo el país como de también de Chile y España para compartir y generar un lenguaje y una unión, dar a conocer la ciudad como un paso obligatorio entre el centro y el sureste, conocer personas tremendamente bellas y reafirmar la amistad entre los ya conocidos, lo cual devino en muchas ideas y proyectos los cuales ya estamos empezando a armar, pero el punto principal es que este encuentro ya debe dejar de vivir aquí, debe mutar, debe migrar, estuve considerando todo el año que ya no fuese en Coatzacoalcos sino que otras ciudades lo adopten y lo adapten a las condiciones socioculturales de la zona. Lo que se logró en Coatzacoalcos sólo se podrá medir por la cantidad de gente que participó y que habló del encuentro ya que así fue transmitido y sólo así se conoce, de boca en boca, de conocidos en conocidos; en la cantidad de libros y obras que se traficó y se generaron a partir de conocernos y principalmente en lo que vendrá después de haber creado en la ciudad una estrella de la constelación que se pretendemos construir, será un encuentro nómada. La analogía que me viene a la cabeza al pensar en todo esto es la de la Torre de Babel: Nuestro primer y único lenguaje infinito nos unía con todo y con todos, capaces no de tocar el cielo sino de ser el cielo. Aquí en Coatzacoalcos se construyó una torre/faro/estrella, ahora construiremos una torre/faro/estrella en otras ciudades.
Jesús Gallegos
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